miércoles, 4 de octubre de 2017

Un curso sin mocos, tos y fiebre



Seguir el calendario vacunal y unos buenos hábitos de vida puede evitar que los niños estén enfermos todo el año.

Tras la vuelta al colegio, los niños se ven expuestos a una serie de gérmenes, la mayoría de ellos virus, que son más prevalentes en los meses fríos. Por esta razón, no es infrecuente que los niños menores de 5 años presenten entre seis y ocho infecciones respiratorias al año, muchas de las cuales, sobre todo las que ocurren en los niños más pequeños, afectan a las vías respiratorias inferiores. La probabilidad de presentar una infección respiratoria disminuye con la edad, siendo los niños menores de un año la población de mayor riesgo.

Diferencia entre resfriado, gripe e infección bacteriana
Los síntomas que producen las infecciones víricas son muy diversos, la mayor parte de las veces son cuadros leves, aunque a veces se producen cuadros más graves que precisan ingreso hospitalario. Asimismo, un mismo virus puede producir una infección leve en un adulto y una infección grave en un niño pequeño.

Para diferenciar los distintos cuadros de infecciones respiratorias, es útil basarse en los signos y síntomas que aparecen:

·         El resfriado común se presenta de forma lenta, puede producir fiebre pero no suele ser elevada, suele acompañarse de tos y mucosidad nasal líquida (aunque es normal en el resfriado común un periodo corto de mucosidad espesa), el estado general es bueno, con apetito conservado y no suele presentar dolores de garganta, de cabeza ni musculares.

·         La gripe se presenta de forma brusca, suele producir fiebre elevada, tos y mucosidad nasal, el estado general está afectado, con pérdida de apetito y suele asociarse con dolores de garganta, de cabeza y musculares.

·         Las infecciones bacterianas, mucho menos frecuentes, suelen presentar síntomas más localizados, como dolor de garganta o de oídos, acompañados de fiebre y afectación variable del estado general.

Cuándo acudir al pediatra: signos de alarma
El manejo de estos cuadros depende de los síntomas: los cuadros leves pueden ser manejados con medidas como ingesta abundante de líquidos, lavados nasales con suero fisiológico según se precise, elevación de la cabecera de la cama o cuna y antitérmicos si existe fiebre.

Ante la menor duda o alteración del estado general se debe acudir al pediatra. Los signos de alarma que deben alertar sobre la necesidad de valoración urgente por el pediatra son:

·         Dificultad respiratoria (hundimiento de la piel alrededor o debajo de las costillas, respiración acelerada, aleteo nasal…).
·         Decaimiento.
·         Somnolencia o agitación.
·         Fiebre elevada.
·         Escasa respuesta a los antitérmicos.
·         Rechazo del alimento y líquidos.
·         Coloración azulada o palidez principalmente alrededor de la boca.

¿Cómo evitar que tengan mocos todo el año?
1.      Seguir la campaña de vacunación. Es clave la administración de las vacunas previstas en el calendario vacunal vigente en cada momento.

2.     Evitar el contacto de personas acatarradas con niños pequeños.

3.     Tomar mucha fruta y verdura, ricas en vitaminas y fibra, que les protegen de infecciones víricas y estimulan sus defensas.

4.     Lavarse las manos. Una regla válida para pequeños y mayores, ya que muchos virus se transmiten no solo a través de la vía aérea sino también a través de las manos contaminadas.

5.     Dormir. Un niño bien alimentado y descansado es más fuerte ante las infecciones de guardería. Aunque cada persona es distinta, como regla general los niños de guardería deberían dormir un mínimo de nueve horas por la noche y una siesta por el día.

6.     Hacer que se sientan queridos supone aumentar las endorfinas internas que favorecen que su sistema defensivo esté más fuerte. Los mimos, ya lo saben, lo curan casi todo.


Fuente: EFESalud

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