martes, 18 de octubre de 2016

Día Mundial de la Menopausia



El 18 de octubre se celebra el Día Mundial de la Menopausia, una etapa cuyos síntomas afectan a casi un tercio de las españolas. La prevención e información son las mejores armas para enfrentarse a ella con naturalidad.

La menopausia afecta a casi una tercera parte de los 23 millones de mujeres que viven en España. Algo más de ocho millones de españolas tienen 50 años o más, la edad media en la que aparece la menopausia. Este colectivo disfruta de una esperanza de vida que en los últimos años ha ido mejorando hasta los 82,9 años y se prevé que aumente hasta los 85 años en 2020. La menopausia es, por tanto, una fase larga en la vida de la mujer que conviene preparar. El 18 de octubre celebramos el Día Mundial de la Menopausia.

Muchas mujeres, alrededor del 85%, aseguran que se ha mermado su calidad de vida desde que entraron en esta etapa, aunque no todas sienten los mismos síntomas y cada una se enfrenta a ellos de manera diferente. Una de cada tres mujeres entre los 45 y los 65 años padece sofocos o disfunción sexual femenina, una de cada cinco sufre depresión y entre el 20% y el 50% tiene incontinencia urinaria.

Positivas ante la menopausia
En los últimos años, los cambios socioculturales de la mujer han mejorado su actitud ante la menopausia. También lo han hecho el entorno social y el sanitario. Lo que antes era un asunto casi tabú, ahora se vive con cierta normalidad y con más conciencia, aunque todavía queda camino por recorrer, señalan los especialistas.

La actitud de la mujer es más positiva, más activa. Son muchas las mujeres que prefieren participar en las decisiones clínicas que les afectan y cada vez son más las que se implican en el tratamiento que se les prescribe. Están más interesadas en su salud y en cómo ésta afecta a su calidad de vida y a su futuro.

La menopausia es una etapa normal en la salud femenina, pero los síntomas que conlleva a veces afectan a la vida cotidiana, por lo que los especialistas recomiendan una visita al médico para vigilarlos y, en su caso, pautar el tratamiento más adecuado.

Cambios físicos y psíquicos en la menopausia
Aunque se trata de una época normal en la vida de toda mujer, no hay por qué sufrirla en silencio. Muchas mujeres se sienten confundidas o deprimidas por los cambios tanto fisiológicos como psicológicos que notan durante la menopausia y contar con información sobre esta etapa es un arma para enfrentarse mejor a ella. La información también proporciona medios para prevenir los cambios que pueden aparecer en estos años.

Sofocos, sudores nocturnos, trastornos en el sueño o cambios de humor suelen ser las primeras señales que anuncian la menopausia. Posteriormente, pueden aparecer síndrome génito-urinario (atrofia vaginal), sequedad vaginal, trastornos depresivos, disminución del deseo sexual, osteoporosis, problemas cardiovasculares, hipertensión o hipercolesterolemia.

En la menopausia no hay dos mujeres iguales
Los síntomas de la menopausia y su intensidad son diferentes en cada mujer. Para algunas es llevadero, pero para otras es verdaderamente molesto y puede incidir negativamente en su calidad de vida. En estos casos, los especialistas recomiendan los tratamientos hormonales u otras fórmulas de tipo natural mediante fitoterapia, como las isoflavonas de soja.

Son muchas las formas de paliar los síntomas, explican los expertos, por ello la mujer que los sufre debe consultar con su médico y ver con él cuál es el tratamiento que mejor se ajusta a lo que le pasa. También en el caso de sufrir depresiones es conveniente consultar con el especialista y no dejar que el problema se enquiste.

En el ámbito sanitario, día a día aparecen nuevas técnicas, como el láser vaginal o la radiofrecuencia vaginal, que pueden aplicarse con buenos resultados en algunos casos. Y una buena recomendación es siempre la prevención y acudir a revisiones periódicas.

Consejos para vivir mejor durante la menopausia
Un buen consejo para sentirse bien es combinar una dieta saludable, complementos alimenticios, hacer ejercicio moderado de forma regular y llevar una vida sana. Las principales recomendaciones pueden recogerse en el siguiente decálogo, preparado por la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM):
1.      Dejar de fumar.
2.     Reducir la ingesta de bebidas alcohólicas.
3.     Practicar ejercicio de tipo aeróbico regularmente.
4.     Seguir una dieta equilibrada adaptada a tus necesidades.
5.     Controlar tu peso corporal.
6.     Busca ser partícipe en actividades que mantengan tu mente motivada.
7.     Si no te da tiempo a llegar al baño o sientes necesidad de orinar más de seis veces al día y este problema te impide descansar por la noche acude a tu médico.
8.     Es importante realizarse chequeos de forma regular para la detección temprana del cáncer.
9.     Las terapias hormonales son una opción a considerar si aún no se ha cumplido los 60 años, tanto para ayudar a controlar los sofocos y otros síntomas como para poder prevenir la enfermedad coronaria.
10.   Si tienes antecedentes familiares o riesgo demostrado de sufrir otras enfermedades sigue las terapias de prevención necesarias para tu caso.


miércoles, 12 de octubre de 2016

Dietas de adelgazamiento: los errores más frecuentes





Adelgazar es uno de los propósitos recurrentes durante el año. Pero al ponernos a dieta cometemos siempre los mismos errores por culpa de ideas preconcebidas y equivocadas. Seguimos buscando la dieta ideal para perder peso, aunque pueda perjudicar nuestra salud.

Para perder ese peso de más y mantenernos hay que llevar una dieta equilibrada y variada y,  en todo caso, reducir un poco el tamaño de la ración y hacer ejercicio.

Pero si decidimos ponernos a dieta seguro que caemos en algunos tópicos y errores, que se convierten en peligrosos sobre todo en personas con problemas de obesidad ya que pueden sentirse frustrados ante resultados poco duraderos.

Los tópicos de los alimentos 
Ningún alimento es capaz de hacernos adelgazar. Los únicos que adelgazan son aquellos que nos dejamos en el plato.

·         Evitar el pan y la pasta: Falso. No hay que descartar la pasta y el pan, sino consumirlos de forma moderada y sin mezclar con otros alimentos ricos en grasas.  La recomendación es tomar 6 raciones de cereales al día.  “Una ración de pan son 30 gramos”, los hidratos de carbono proporcionan 4 kilocalorías por gramo frente a las 9 de las grasas y las 7 del alcohol, además de ser fuente de fibra. Los hidratos de carbono se metabolizan peor por la noche, pero eso no quita “para cenar una sopa con un puñadito de fideos y una fruta o lácteo con el fin de facilitar la digestión”.

·         Evitar las legumbres: Es un error desterrarlas de los menús. Cocinadas con hortalizas o arroz aumenta el valor nutricional y disminuye el contenido calórico. Además, tienen fibra y alto poder saciante.

·         Mejor edulcorante que azúcar: Falso. Una cucharita de azúcar aporta 8 calorías al café del desayuno. Un aporte calórico mínimo respecto a la media de 2.000 calorías diarias de una dieta equilibrada prototipo. Además, algunos estudios han constatado que los edulcorantes no activan las señales de saciedad.

·         Comer ensalada como plato único: Otro error habitual cuando sustituimos los primeros y segundos platos de las comidas por una ensalada como plato único. Es cierto que son ricas en agua y pobres en hidratos de carbono, proteínas y grasas por lo que no engordan. Pero no pasa mucho tiempo hasta que el hambre irrumpe con fuerza y esto es negativo. Se aconseja tomar alimentos con efecto saciante como plato principal (arroz, pasta, legumbres) y dejar las ensaladas como guarnición.

·         Tomar fruta después de las comidas engorda: Falso. La fruta tiene bajo contenido calórico, el mismo si se toma antes, durante o después de las comidas. Existe el riesgo de dejar de consumirla y eso, a la larga, puede provocar deficiencias nutricionales. También se cree que la fruta como colofón de la comida disminuye la absorción de nutrientes, algo inexacto ya que  incluso lo favorece (por ejemplo, la vitamina C de la naranja facilita la absorción del hierro).

·         Los plátanos, uvas o higos tienen muchas calorías: Cierto es que son más calóricos que la manzana o la pera pero, en cualquier caso, no llegan a 100 kilocalorías por cada 100 gramos de porción comestible. Tomadas en menor cantidad, aportan una cantidad de energía similar a una naranja mediana, por lo que no hay que eliminarlas de las dietas para adelgazar.

·         El pomelo quema grasa: Error, pero sí tiene un gran poder diurético que ayuda a eliminar líquido. Sin embargo, hay que recordar que la pérdida de peso tiene que asociarse a una reducción de grasa y no de líquidos, lo que solamente se consigue con una dieta hipocalórica combinada con ejercicio físico.

·         El aceite de oliva no engorda: Este aceite, al igual que el resto, tiene un contenido energético de 9 kilocalorías por gramo, por lo que su consumo debe moderarse, especialmente en las dietas de adelgazamiento. Pero debe prevalecer sobre otros aceites de origen vegetal (coco o palma), mantecas y mantequillas, debido a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados y sustancias antioxidantes, relacionados con una disminución del riesgo cardiovascular.

·         Los alimentos integrales no engordan: No es del todo correcto. Sí es cierto que aportan más fibra, vitaminas, minerales y fitoquímicos (sustancias derivadas de plantas cuya ingesta beneficia a la salud) que los no integrales y provocan mayor sensación de saciedad. Se advierte ante productos integrales de bollería que contienen gran cantidad de grasa, especialmente saturada, que aumentan las calorías y el riesgo de  enfermedad cardiovascular.

·         Consumir de forma indiscriminada alimentos light o bajos en calorías: Existe la creencia de que la energía que aportan los alimentos light es insignificante y se suele abusar de ellos. Es verdad que aportan menos calorías que sus homólogos si se consumen en igual proporción.  Pero algunos de estos alimentos contienen una elevada cantidad de grasas y azúcares y un mayor contenido en aditivos necesarios para su elaboración.

·         No beber agua durante las comidas: Falso. El agua no aporta calorías al no contener nutrientes. Tomar agua durante las comidas, no sólo ayuda a mejorar el estado de hidratación, sino que también ayuda a llenar el estómago y sentirnos llenos.

·         Los alimentos contienen calorías negativas: Existe la teoría desacertada de que hay alimentos (como la piña o los espárragos) que necesitan más calorías para digerirlos de las que realmente aportan. Pero lo que ocurre es que la ingesta de alimentos provoca un aumento del gasto de energía para poder realizar la digestión, absorción y metabolismo de los nutrientes que contiene el alimento. Esto se conoce como termogénesis inducida por la dieta y representa aproximadamente un 10% de las calorías de los alimentos que se ingieren, pero todos los alimentos proporcionan más o menos energía según su composición.

Reparto de energía 
Inexacto es también creer  que cuanto menor sea el número de comidas al día, más controlamos el peso. Lo ideal es  repartir la energía diaria en  4/5 comidas y no omitir ninguna. Ayuda a tener menos apetito entre una comida y otra y elimina la tentación de picar, además de aumentar la ingesta de vitaminas, minerales y fibra y disminuir el consumo de grasa.

Elegir la dieta incorrecta 
Al elegir el método para adelgazar también se cae en los mismos errores. Dos son las dietas elegidas por la gran mayoría:

·         Dieta disociada: Permite tomar la cantidad de alimentos que se quiera, siempre que no se mezclen, por ejemplo hidratos de carbono y proteínas, en la misma comida ya que, según la explicación ofrecida, las proteínas necesitan un medio ácido en el estómago para su digestión, mientras que los hidratos de carbono necesitan un medio alcalino. Está demostrado científicamente que las enzimas actúan de igual forma, independientemente de los alimentos que consumamos. Además, no hay que olvidar que los alimentos son mezclas heterogéneas de nutrientes.

·         Dieta hiperprotéica: Se basa en una elevada ingesta de alimentos proteicos (carnes, pescados, huevos y mariscos) y un escaso consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono. Aunque se produce una bajada rápida de peso al ser hipocalóricas, son poco saludable ya que la prevalencia de proteínas hace que los riñones tengan que trabajar más para eliminar los productos de desecho de las mismas. Además, la pérdida de peso se debe, en gran medida, a la pérdida de agua y no de grasa y se recupera rápidamente cuando se abandona. También la ausencia de hidratos de carbono provoca la formación de cetonas que se acumulan en la sangre y que pueden provocar náuseas y fatiga.


Desde aquí os animamos a bajar de peso de forma progresiva con una dieta moderada, equilibrada y variada. Y, sobre todo, aumentar la actividad física. “Si hiciéramos más ejercicio no haría falta restringir tanto la ingesta energética”.


Fuente:Efesalud